¿Por qué decide una empresa apostar por la franquicia?
Las buenas ideas de negocio nacen por sí solas, pero no todas crecen de manera acorde a su verdadero potencial. Desde hace décadas, la fórmula de la franquicia se ha revelado como una formidable incubadora de proyectos, si bien un adecuado desarrollo precisa de un planteamiento previo muy cuidadoso. Cuatro cadenas y dos expertos nos enseñan qué pasos hay que seguir para no tropezar en el lanzamiento de una franquicia.
Fruto de un negocio de éxito, a partir de una red familiar o como vía para que un fabricante pueda llegar al cliente final. Los inicios de una red de franquicias pueden ser múltiples, al igual que las motivaciones, pero en todos los casos cabe prever una serie de presupuestos a tener en cuenta. Y es que pasar de una empresa convencional a una central de franquicias requiere de un cambio de mentalidad como paso previo, pero no único. Antes de comenzar la búsqueda de franquiciados conviene extraer unas pautas de actuación a nivel interno, por las que todo “aprendiz” de franquiciador debiera pasar. A continuación una consultora y un experto en franquicia revelan los pasos ineludibles para convertirse en una franquicia de garantías, y cuatro centrales recuerdan cómo llevaron a cabo esa transición. Todos estos proyectos comenzaron a partir de una sencilla reflexión: ¿por qué un modelo de negocio decide utilizar la fórmula de la franquicia para crecer.
El caso más común es el de un emprendedor que, tras haber alcanzado el éxito en su iniciativa empresarial, escoge la franquicia en la previsión de que su triunfo pueda repetirse en otros mercados de un modo que no resulte demasiado costoso para su generalmente débil estructura inicial. En esta experiencia pueden incluirse cadenas reconocidas como Retoucherie de Manuela, cuya fundadora modeló entre París y Madrid su concepto de arreglos de prendas de vestir hasta conseguir despertar el interés de muchos. También el caso de Fotoprix: las continuas colas de clientes que se producían en su primer local, abierto en Barcelona en 1981, daban ya buena cuenta del tirón que producía un negocio que diez años después se apoyaría en la franquicia para convertirse en la primera red de fotografía de España, con más de 250 locales en la actualidad.
No es el único caso en el que las colas de clientes resultaron el indicador de un futuro éxito en franquicia. Como recuerda Hasso Schmidt, director general de Istanbul Döner Kebap, “cuando Hidir Kaçar [fundador de la marca] vino de vacaciones a Madrid y comprobó que no existía ningún sitio de kebap, decidió quedarse y abrir un restaurante en el madrileño barrio de Lavapiés. En poco tiempo, se le hacía de noche y, exhausto y sin existencias, tenía que cerrar mientras los clientes continuaban llamando a la puerta pidiendo más kebaps”.
El crédito obtenido a partir del negocio familiar constituye a menudo un adecuado trampolín para metas más ambiciosas de la mano de la franquicia, comoes el caso de las peluquerías Marco Aldany. Tal y como relata el consejero delegado de The Chic Corporation –grupo en el que se integra la red–, Alejandro Fernández Luengo: “Presumo de ser hijo, nieto, hermano y primo de peluqueros, y cuando era pequeño no existía el concepto de cadena, no ya de franquicias. Ni siquiera de replicar unas formas de trabajar con la misma marca. Pero teníamos la ambición de revolucionar el sector, y de ahí que hace 20 años comenzáramos a abrir salones con la intención de algún día tener peluquerías en todas las provincias. De ahí que la franquicia fuera una evolución lógica”.
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